Es habitual encontrar multitud de ejemplos de envases activos en los supermercados más extendidos en España (Figura 1). Concretamente, el que aquí se expone es un envase que contiene un preparado cárnico y que incorpora en su interior papeles absorbentes a fin de retirar el líquido orgánico acumulado en el fondo del envase y así evitar la proliferación de microorganismos en el interior del envase.
Figura 1. Filetes preparados de pollo.
Por el contrario, hallar envases inteligentes en los supermercados que suelo frecuentar resulta bastante más complicado, de modo que aquí comparto un ejemplo que encontré en la web. Se trata de un envase que incorpora un indicador de madurez, así puede determinarse la frescura de la fruta que almacena, además de recomendar un uso específico para cada estado de madurez (Figura 2).
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